En América Latina, las mujeres no solo vivimos la discriminación por género, sino también otras formas de discriminación producto de la conjugación y el entrelazamiento de otros sistemas de opresión, que interactúan con el género.
Quiero comenzar contando una historia personal. Hace un tiempo, un día saliendo de mi casa, una vecina se dirigió a mí para que le diera un mensaje a mi compañera. Me dijo “Dígale a la señora…” y me doy cuenta de que pensaba que yo era la empleada de servicio, ya que vivo con personas que fenotípicamente son blancas. Para ella, mi rol en esta familia era el de la servidumbre. Pongo este ejemplo de mi propia experiencia para dar cuenta que en América Latina, las mujeres no solo vivimos la discriminación por género, sino también otras formas de discriminación producto de la conjugación y el entrelazamiento de otros sistemas de opresión, que interactúan con el género.
En toda nuestra región, la etnicidad, la clase, la localización geográfica, el color de la piel, la cultura o la edad, se entrelazan, convergen y se superponen, incidiendo sobre nuestras vidas. En este sentido, la interseccionalidad es una perspectiva que, por un lado, nos permite revelar las desigualdades que se generan como consecuencia de la combinación de identidades y, por otro, nos permite analizar de qué manera las leyes, los programas y nuestras propias intervenciones que impactan sobre algún aspecto de la vida se vinculan a todos los demás aspectos.
Una perspectiva interseccional nos lleva a preguntarnos lo siguiente: ¿cómo estamos viviendo la vida realmente en los lugares o espacios donde nos desenvolvemos? También nos permite tomar una mayor conciencia de los privilegios que el cruce de identidades nos proporciona en algunos casos. Por ejemplo, si bien mi experiencia de racialización me impacta, en este momento de mi vida, no tiene el mismo impacto que el que viven mujeres indígenas y campesinas en los territorios, donde se cruzan otras variables.
Entonces, partiendo de nuestras propias experiencias, desde la Iniciativa Mujer Rural y Derecho a la Tierra, facilitada por CINEP de Colombia, compartimos ideas y análisis sobre las diferentes dimensiones de nuestras vidas y las vidas de las mujeres rurales con las que colaboramos. Así, hemos empezado a cuestionar la homogenización que se hace en algunas ocasiones en torno a ellas para profundizar en cómo sus diversas experiencias tienen semejanzas y diferencias, tomando en cuenta sus identidades y sus contextos.

Nuestros miembros en América Latina son parte de realidades diversas. Las mujeres son el reflejo de esa diversidad y encarnan la interseccionalidad en la práctica.
Miembros como CCDA y CODECA en (Guatemala) realizan grandes esfuerzos para trabajar con jóvenes en los que se cruza la etnicidad, la ruralidad y la edad. Plurales y Fundapaz (Argentina), SER y ONAMIAP (Perú) y Luna Creciente, SIPAE y FEPP (Ecuador), trabajan con mujeres indígenas, campesinas y afrodescendientes. Espacio feminista (Brasil) trabaja con mujeres quilombolas y Nitlapan (Nicaragua) con mujeres campesinas, son algunos ejemplos de la apuesta de trabajo con colectivos en los que se cruzan diversas identidades.
Por otro lado, desde la Iniciativa Mujer Rural y Derecho a la Tierra hemos realizado diversos estudios que dan cuenta que las mujeres del mundo rural están mucho más expuestas que las mujeres de ámbito urbano a la sobrecarga de trabajo, debido a los roles que deben asumir en sus familias y comunidades, y a la invisibilización de su aporte a la reproducción social. Además, a ello se suma el impacto de la pobreza, la violencia de género y la violencia al defender sus territorios, entre otros factores. Estos estudios son valiosas fuentes de información sobre las mujeres rurales que nos nutren de conocimiento y que nos muestran nuestra praxis interseccional, pero aún requieren que profundicemos con nuestra mirada.

PROFUNDIZANDO NUESTRA MIRADA
Por ello, hemos empezado a ahondar en el conocimiento de las diversas realidades de forma más completa y compleja, de modo que mejoremos nuestras propias estrategias de intervención.
- ¿Cómo se configuran las desigualdades si eres joven campesina, sin acceso a tierra, amenazada por el extractivismo, y tienes como única posibilidad el trabajo en una floricultura en Bogotá o en Cayambe?
- ¿Qué implica ser una mujer indígena defensora de derechos humanos amenazada, tener que irte de tu territorio y desplazarte a un espacio urbano para proteger tu vida?
- ¿Cómo impacta en la vida cotidiana ser mujer afro en un país como Brasil, donde el racismo estructural significa que cada día mueran mujeres jóvenes, sus hijos, hermanos y familiares, cuyos crímenes se invisibilizan?
- ¿Cuáles serán las consecuencias de la pandemia en las mujeres en los diferentes territorios tomando en cuenta la intersección de identidades, realidades y experiencias?
- ¿Cómo estas configuraciones de la desigualdad se profundizan en países donde hay un giro a gobiernos conservadores y donde se promueven políticas públicas que implican regresividad en derechos de las mujeres?
La perspectiva interseccional significa para nosotras en la región profundizar en el conocimiento de la vida de las mujeres y los hombres rurales y responder a más preguntas con nuestros análisis.
Se trata también de mirarnos a nosotras como trabajadoras de la ILC, mirarnos como miembros de la red y tomar en cuenta las diversas identidades que nos cruzan y nos colocan en un determinado lugar de enunciación. Finalmente, se trata de visibilizar las complejidades que tiene la discriminación interseccional y cómo esta configura las desigualdades en los diferentes espacios, tiempos y contextos, para aportar también en los procesos desde donde las mujeres rurales en su diversidad tejen sus resistencias. Esto nos da nuevos elementos, metodologías e instrumentos para hacer mejor nuestro trabajo en pro de la justicia social, la justicia de género y, en síntesis, de los 10 compromisos de la ILC.
Esta ponencia fue parte del Lab de Aprendizaje “JOVEN, MUJER, INDÍGENA, AFRODESCENDIENTE: LA INTERSECCIONALIDAD EN EL CENTRO DE LAS LUCHAS POR LA JUSTICIA DE GÉNERO” del 8 de Marzo 2021.